La sandía es una fruta milenaria cuyo origen se sitúa en África tropical. Su cultivo se remonta a unos
3.500 años, en
el valle del
Nilo, tal y como demuestran los jeroglíficos
y
las esculturas halladas
en el antiguo Egipto.
Dado que no se disponen de citas sobre la sandía en
la antigüedad clásica,
se piensa que su introducción en
el mundo grecorromano fue bastante tardía. Los árabes eran grandes consumidores de esta fruta a la que otorgaban propiedades desintoxicantes. Los
europeos llevaron la sandía a América, donde su cultivo se difundió por todo el continente.
Se tiene constancia
de más de cincuenta
variedades de sandía, que se clasifican en
función de la forma de sus frutos, el color de la pulpa, el color
de la piel, el peso, el periodo de maduración, etc. Genéticamente existen
dos tipos de sandías:
— Sandías diploides
o con semillas:
son las variedades cultivadas tradicionalmente, que producen semillas negras o
marrones de consistencia leñosa, y
con cáscara de color verde oscuro.
— Sandías triploides
o sin semillas: se trata de variedades
que tienen unas semillas tiernas de color blanco que pasan desapercibidas al
comer el fruto.
Se caracterizan por tener la corteza verde clara con rayas verdes oscuras y
la carne puede ser de color
rojo o amarillo.
Estacionalidad
Las sandías cultivadas
al aire libre florecen entre
finales de primavera
y principios
de verano, por lo que los frutos están en
su punto óptimo
de sazón a lo largo de todo el verano y principios
del otoño. No obstante, la sandía se cultiva
en invernadero, por lo que es fácil disponer de ejemplares a lo largo de todo el año.
Porción comestible
52 gramos por cada 100 gramos de producto fresco.
Fuente de nutrientes y
sustancias no nutritivas
Licopenos.
Valoración nutricional
La sandía es muy apreciada por ser refrescante y rica en agua y
sales. En concreto, es la fruta
que mayor cantidad
de agua contiene (95% de su peso), por lo que aporta muy poca energía y, en
general, pocos nutrientes, aunque contiene
cantidades apreciables de diversas
vitaminas y minerales. Por todo ello es muy útil
para dietas de adelgazamiento.
Lo
más destacable en su composición es su contenido en
carotenoides sin actividad
provitamínica (luteína y licopeno), entre
los que destaca el
licopeno, ya que se encuentra
en una elevada cantidad,
siendo este alimento una de las principales fuentes
dietéticas del fitoquímico. Numerosos estudios han asociado el
consumo de licopeno
con un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, ya que disminuye
los niveles de colesterol sanguíneo (por disminución de la síntesis de colesterol endógeno) e inhibe la oxidación de la
fracción LDL-colesterol, y con la protección frente algunos
tipos de cáncer como el de cervix, próstata, pulmón, mama y tracto digestivo
(colon, recto, esófago, estómago,
faringe, etc.).
Por otro
lado, su alto contenido en
agua estimula los riñones
para que funcionen con más eficiencia, facilitando la eliminación de sustancias de desecho y
toxinas, y mejorando la función renal.
Las semillas,
ricas en vitamina E, se han utilizado en medicina popular.
Fuente: FEN
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