sábado, 20 de abril de 2013

Los omega 3 podrían inhibir la angiogénesis, el crecimiento tumoral y la metástasis.

La evidencia epidemiológica y preclínicos apoya que los omega-3 los ácidos grasos esenciales de la dieta (presentes en el aceite de pescado) reducen el riesgo de degeneración macular y el cáncer, pero los mecanismos por los que estos ácidos grasos omega-3 inhiben la angiogénesis y la tumurogénesis, son poco conocidos. 

Los científicos han encontrado que un producto resultante del metabolismo de los ácidos omega-3 ayuda a combatir el cáncer, al impedir el aporte de oxígeno y nutrientes que alimentan el crecimiento tumoral. 

El metabolito es el epoxydocosapentanoico (EDP), un compuesto endógeno producido por el organismo humano a partir del DHA, que se encuentra en el pescado y en la leche materna.

En los estudios en animales, los científicos han encontrado que el EDP inhibe la angiogénesis, la formación de nuevos vasos que alimentan el tumor.


lunes, 15 de abril de 2013

El Ca y la Vitamina D, más allá de la salud ósea.


El redescubrimiento del calcio y la vitamina D como nutrientes clave, más allá de los huesos, "ha abierto una nueva puerta en el mundo de la nutrición", señalaron expertos de Argentina, Chile y Uruguay reunidos recientemente en un simposio donde se examinó la evidencia científica disponible sobre este tema.
Los últimos hallazgos internacionales destacaron que tanto el Calcio como la Vitamina D no sólo son esenciales (el déficit de estos nutrientes en la dieta tiene consecuencias importantes para la salud humana) e imprescindibles para la salud de los huesos, como ya se conocía.
En ese sentido, que intervienen para mantener una adecuada presión arterial, reducen graves complicaciones del embarazo y contribuyen para sostener o reducir el peso corporal, entre otros beneficios que cuentan con comprobación científica.
El calcio y la vitamina D son dos nutrientes íntimamente relacionados, porque la segunda participa activamente en el metabolismo del calcio. Éste debe ser consumido diariamente, en tanto que, como la vitamina D se encuentra en escasos alimentos, si se requiere su suplementación puede hacerse con dosis diarias o intermitentes según lo prescriba el médico.
Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre nutrición Infantil (CESNI), explicó que "el Calcio y la Vitamina D son dos nutrientes en alguna medida únicos, porque el calcio es tan importante que el organismo cuenta con todo el sistema óseo como banco de reserva de este mineral, en tanto que la Vitamina D se sintetiza en la piel, requiriendo sólo la exposición a la luz solar".
"Y si bien hasta ahora siempre se asoció al calcio con la salud ósea, en los últimos 30 años la evidencia epidemiológica derivada de importantes estudios longitudinales prospectivos, permitió revalorizar el rol de estos nutrientes en la prevención de hipertensión arterial, la preeclampsia y la eclampsia (complicaciones del embarazo caracterizadas por hipertensión y albúmina en la orina), la salud oral, el cáncer de colon y probablemente el riesgo de obesidad", indicó Carmuega durante un encuentro organizado por el Instituto Danone del Cono Sur y el CESNI.
No obstante, Beatriz Oliveri, investigadora del CONICET, Laboratorio Enfermedades Metabólicas Óseas INIGEM del Hospital de Clínicas, remarcó que "gran parte de la población del Cono Sur tiene déficit de estos  nutrientes, por diversas causas".  Oliveri manifestó que "la vitamina D, imprescindible para la salud ósea y por su participación en la regulación de la respuesta inmunológica, de la presión arterial y secreción de insulina, prevención de cáncer, etc., se forma principalmente por exposición a la radiación ultravioleta en la piel".
"Existe una alta incidencia de déficit de Vitamina D a nivel mundial. En el Cono Sur, la escasa luz solar en las latitudes más meridionales de nuestro continente, como la Patagonia y el Sur de Chile, ocasiona déficit en todas las edades (mayor en invierno).

jueves, 11 de abril de 2013

El colesterol y los triglicéridos, factores que aumentan el riesgo de padecer Alzheimer o demencia vascular.

La enfermedad de Alzheimer (EA) es un trastorno neurodegenerativo caracterizado por alteraciones en placas beta amiloides (βA), redes neurofibrilares y pérdida neuronal. El colesterol está relacionado con la formación de estas placas, que si se depositan de forma anómala provocan inflamación crónica que lesiona irreversiblemente las neuronas.

El mecanismo por el cual el colesterol puede ser un factor de riesgo de padecer EA, está en relación con la apolipoproteína E (ApoE), la cual es la Apo más prevalente en el sistema nervioso central, esta, participa en el transporte de las  βA, así como el colesterol, siendo este esencial en la estructura de las membranas y la mielina, por lo que es fundamental para el buen funcionamiento neuronal. Por otro lado el exceso de este colesterol así como de grasas saturadas, disminuye la fluidez de la membrana celular, propiedad que es imprescindible conservar para el correcto funcionamiento de las células cerebrales, puesto que su actividad depende de la entrada de neurotransmisores a través de los receptores de membrana.

Otro de los motivos por los cuales la hipercolesterolemia y la hipertrigliceridemia puedan aumentar las posibilidades de padecer EA y demencia vascular es, la enfermedad cardiovascular arteriosclerótica que se asocia a altos niveles de colesterol y TG. La entrada de colesterol al cerebro está regulada por la barrera hematoencefálica, si esta se ve afectada por una lesión vascular, podría permitir la entrada de cantidades excesivas de colesterol y lipoproteínas, y ello a su vez podrían provocar acúmulos excesivos de colesterol en la membrana, los cuales interaccionarían con los enzimas del catabolismo de βA.

Tengo que puntualizar que la reducción de colesterol puede tener un efecto preventivo sobre el desarrollo de la demencia, pero no existe evidencia que su descenso pueda resultar en una mejoría cuando la demencia se encuentra ya establecida, por lo tanto, una vez más, es mejor prevenir que curar.

No obstante, la evidencia actual, sugiere que un estilo de vida sano, físico, mental así como unos hábitos dietéticos saludables podrían constituir una buena defensa contra el envejecimiento cerebral y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.